Hechos y contexto político

cuadro impunidadEl 11 de septiembre de 1990, alrededor de las 18:45, al salir de su oficina de AVANCSO, ubicada en la 12 calle y 12 avenida de la Zona 1 de Ciudad de Guatemala, y al dirigirse a su vehículo, que se encontraba estacionado a unos pocos metros de la puerta de su oficina, Myrna Elizabeth Mack Chang fue atacada por al menos dos sujetos que la apuñalaron brutalmente un total de 27 veces, ocasionándole la muerte.

El asesinato de Myrna Mack fue producto de una operación de inteligencia militar, que obedeció a un plan cuidadosamente elaborado por el alto mando del Estado Mayor Presidencial  consistente en seleccionar a la víctima de manera precisa debido a su actividad profesional, asesinarla brutalmente y encubrir a los autores materiales e intelectuales del asesinato, entorpecer la investigación judicial y dejar en la medida de lo posible el crimen inmerso en la impunidad.

El interés profesional de Myrna Mack por los desplazados la había convertido en un blanco para los militares. Sus estudios representaban la expresión y difusión de la verdad, especialmente sobre las campañas de represión del Ejército en los sectores rurales. El asesinato obedecía al propósito de no dejar pruebas sobre estas acciones militares, de no encontrar oposición a las mismas y de no atraer la atención de la comunidad internacional. 

El contexto social y político en el que se produjo el crimen es especialmente relevante para entender sus causas. El asesinato de Myrna Mack ocurrió hacia el final del conflicto armado interno. La matanza indiscriminada de los 80 había empezado a disminuir, si bien habían aumentado los asesinatos selectivos. En noviembre y diciembre de 1985 se celebraron elecciones generales para las autoridades que encabezarían el primer Gobierno constitucional desde 1982. Éstas fueron ganadas, tras una segunda vuelta, por la Democracia Cristiana (DC), asumiendo la presidencia de la República Vinicio Cerezo Arévalo. Las interpretaciones sobre los resultados electorales señalaron tres puntos en común: el Gobierno democristiano estaba ahora sujeto a multiplicidad de expectativas internas y externas; su triunfo representaba un rechazo de la población hacia el pasado inmediato; y, sobre todo, se había convertido en un voto de desconfianza hacia los militares.  

En abril de 1986, bajo el nuevo Gobierno civil se iniciaron los primeros retornos de población desplazada, buscando la protección de la Iglesia Católica en Alta Verapaz e Izabal. En mayo y junio de ese año los diarios locales informaron que pobladores ixiles se entregaban al Ejército en condiciones físicas alarmantes. En septiembre el Gobierno creó la Comisión Especial de Atención a Retornados (CEAR), con la participación de los Ministerios de Relaciones Exteriores, Defensa Nacional, Desarrollo y el Comité de Reconstrucción Nacional. El Ejército consideró el reasentamiento de los refugiados como una cuestión de seguridad nacional.  

A partir de 1987, Myrna Mack, al frente de un pequeño equipo, había empezado a realizar investigaciones en comunidades de desplazados internos en las montañas del norte de Alta Verapaz. Su propósito consistía en elaborar y presentar un estudio sobre las condiciones de vida de las víctimas de este fenómeno y las políticas gubernamentales hacia ellos. Como en el caso de los refugiados, el Ejército consideraba la cuestión de los desplazados internos como un asunto potencialmente adverso a los intereses de la seguridad nacional. Además de revelar el nivel de violencia hacia las poblaciones rurales, previamente oculto, la aparición de los grupos de desplazados en el comienzo de las negociaciones de paz entre el Gobierno y la guerrilla planteaba muchos problemas para el Ejército, que quería evitar concederles un estado especial de protección, o garantizarles un regreso pronto y seguro a sus hogares. Las visitas que Myrna Mack realizaba se hacían con presencia y control militares, incluyendo interrogatorios, toma de fotografías de los componentes de los grupos y la infiltración de militares en ellos.

En 1989 la posición del Ejército era crítica hacia la capacidad del Gobierno civil para hacerse cargo del tema de los desplazados y manifestaba su inconformidad sobre las nuevas políticas oficiales planteadas respecto a los repatriados y desplazados internos.

En enero de 1990 Myrna Mack publica en el No. 6 de los cuadernos de investigación de AVANCSO el estudio“Política Institucional hacia el Desplazado Interno en Guatemala”. Previamente,  en la I Conferencia Internacional sobre Refugiados Centroamericanos (CIREFCA), de Naciones Unidos, había circulado ampliamente un borrador de este trabajo, con lo cual el mismo se difundió nacional e internacionalmente.   

Para la antropóloga, era el Ejército el que definía los criterios para la reincorporación del desplazado retornado, primeramente por ser el causante directo de los desplazamientos masivos y en segundo lugar porque, al igual que los refugiados, los desplazados internos entraban dentro del terreno de la seguridad nacional. El ente militar trató a los desplazados internos como prisioneros de guerra dentro de una política de contrainsurgencia que partía de considerarlos la base social de la insurrección. La antropóloga mencionaba casos en los que las cifras dadas por los militares como población “quitada” a la guerrilla coincidían exactamente con las cifras de población desplazada retornada con motivo de las ofensivas del Ejército.

El 7 de septiembre de 1990,  desplazados internos organizados en las Comunidades de Población en Resistencia, CPR,  publicaron el primer anuncio pagado en los periódicos guatemaltecos, detallando el sufrimiento que debieron soportar por las acciones represivas del Ejército, y pidiendo que el Gobierno los reconociera como población civil no combatiente. Las negociaciones de paz estaban avanzando cuando se produjo este hecho que afectaba fuertemente a la imagen del Ejército y de su estrategia político-militar, claramente violatoria de los derechos humanos respecto de la población civil indefensa.

El Ejército estableció una relación de causalidad entre el trabajo publicado por Myrna Mack y la declaración pública de las CPR. Debido a sus labores de campo visitando a estas comunidades, y el control que el Ejército tenía a la hora de acceder a ellas, tanto la antropóloga como su grupo de trabajo habían sido “fichados” por la inteligencia militar. Cuatro días después de la publicación del comunicado de las CPR, Myrna Mack era asesinada precisamente por dos miembros de la inteligencia militar que durante más de 15 días la habían vigilado.

helenEn un proceso inédito en la historia judicial del país, Helen Mack, hermana de Myrna, constituida en querellante adhesiva llevó el caso del asesinato a la justicia guatemalteca y logró, tras vencer innumerables obstáculos, que en 1993 se dictara sentencia condenatoria contra uno de los autores materiales, el especialista del Ejército Noel de Jesús Beteta Alvarez, y se le sentenciara a 30 años de prisión.  Trece años después del asesinato, la Corte Suprema de Justicia confirmó la sentencia condenatoria contra uno de los autores intelectuales, el coronel Juan Valencia Osorio, sentenciándolo también a 30 años de prisión.  Valencia, quien al momento del asesinato fungía como director del Departamento de Seguridad presidencial Del Estado Mayor Presidencial,  huyó antes de ser capturado y se encuentra aún prófugo de la justicia.

La obstaculización sistemática en el proceso dentro del sistema de justicia guatemalteco llevó a Helen Mack a plantear el caso ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos, la que en enero de 2004 falló en contra del Estado de Guatemala, sentenciándolo, entre otras cosas, a reconocer públicamente su responsabilidad. La Consideración 278 de la sentencia correspondiente dice textualmente:

“…Para que el reconocimiento de responsabilidad efectuado por el Estado y lo establecido por este Tribunal rindan plenos efectos de reparación a las víctimas y sirvan de garantía de no repetición, la Corte estima que el Estado debe realizar un acto público de reconocimiento de su responsabilidad en relación con los hechos de este caso y de desagravio a la memoria de Myrna Mack y a sus familiares, en presencia de las más altas autoridades del Estado, el cual deberá ser difundido a través de los medios de comunicación.”  

El acto de reconocimiento se llevó a cabo el 22 de abril de 2004 en el Palacio Nacional de la Cultura.

 

A 20 Años de su Asesinato

Conmemoración

A 20 años del asesinato de Myrna, AVANCSO y la Fundación Myrna Mack, realizaron actividades culturales para recordar el quehacer de la investigadora y la lucha contra la impunidad en Guatemala.

Las actividades fueron desarrolladas en las instalaciones y en las afueras de la Asociación para el Avance de las Ciencias Sociales en Guatemala AVANCSO. Las actividades lograron reunir a un aproximado de 150 personas,  quiénes a traves de diferentes exposiciones  tuvieron la oportunidad de conocer más a fondo el trabajo de Myrna Mack.

De esta manera AVANCSO abrió  sus puertas con el objetivo de convertir su ambiente laboral en una galería con la finalidad de exponer, fotografías, bibliografía, videos y afiches relacionados con el quehacer de la antropóloga y con la lucha contra la impunidad.

Se cerró la sexta avenida entre 2da. Y 3ra. Calle para lograr un espacio de expresión en dónde las distinguidas palabras de los becarios Myrna Mack,  de Clara Arenas,  Helen Mack. y Liz Oglebys lograron recordar y trasladar un mensaje sobre la importancia de la memoria, el quehacer de Myrna y expresiones de la semilla y lucha de nuevas generaciones por aportar desde la ciencias sociales a la transformación de la realidad guatemalteca.

Así mismo se tuvieron expresiones mediante la poesía de María Eugenia Mijangos y Maya Cu, así como la musica de Alejandro Arriaza, quienes en su conjunto lograron trasladar un ambiente reflexivo y emotivo.

Posterior a éstos eventos se realizó la  ofrenda de flores,  frente a la placa de Myrna Mack, ubicada en las afueras de AVANCSO, en la 6ª. Ave. Z. 1

Acto seguido el colectivo CAJA LUDICA presentó teatro urbano en las calle, con la obra “La otra esquina, el no lugar”  la cual además de expresar la lucha contra la criminalización de la juventud y los nos permitidos, logró aportar un ambiente de esperanza en el público.

Por último se celebró la  misa en comemoración a  Myrna en la Iglesia San. Sebastián.

Como se indicó en los distintos rótulos en las calles y camionetas de la ciudad de Guatemala: A 20 años de su asesinato, continúa la lucha contra la impunidad.

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Clara Arenas:

Hay algo en Myrna que nos convoca y nos une, a 20 años del impacto que causó su asesinato en nuestras vidas, vemos tanto aquellos que la conocimos, como las nuevas generaciones de antropólogos y al escucharlos es entender el mensaje de Myrna relacionado con lo que pasa hoy, ese mensaje que tiene sentido como tiene sentido el de tantas y tantos guatemaltecos que perdieron su vida tratando de hacer una diferencia en nuestro país, vemos como la violencia no se puede desvincular de aquello que pasaba hace 20, 30 ó 40 años. 

Myrna en su trabajo antropológico anotaba todo en sus cuadernos de campo, era muy minuciosa puesto que para ella hasta el más mínimo detalle podía ser muy importante en su análisis y en el sentido de realidad que estaba viendo.

 

Helen Mack

Me alegra mucho que a 20 años del asesinato de Myrna estén muchos jóvenes en la conmemoración, ver artistas, poetisas, cantantes, es una señal que a pesar del tiempo Myrna sigue presente y que nuestra lucha contra la impunidad continúa.

 

Elizabeth Oglesby

Recordar a Myrna es también recodar a las poblaciones con las que trabajo, y recordar a estas personas es también recordar a Myrna ya que son parte de un mismo contexto y son parte de una misma lucha.

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